En mi experiencia como integrante de la Policía, considero que la habilidad comunicativa que mejor domino es la empatía en la comunicación verbal y no verbal. Al interactuar con la comunidad, trato de escuchar con atención, mantener contacto visual y usar un tono de voz respetuoso, lo que genera confianza y facilita la cercanía con los ciudadanos. Creo que esta habilidad me ha permitido establecer vínculos positivos, incluso en contextos de tensión, porque las personas sienten que son escuchadas y comprendidas.
Por otro lado, reconozco que debo mejorar la capacidad de oratoria en espacios públicos. En ocasiones, al dirigirme a grupos grandes, tiendo a sentir nerviosismo que limita la fluidez de mi mensaje. Por ejemplo, en una reunión comunitaria sobre seguridad barrial, mi discurso fue correcto en contenido, pero la falta de seguridad al expresarme afectó el impacto del mensaje.
Finalmente, estoy convencido de que la escucha activa es esencial en la resolución de conflictos. Permite entender la raíz del problema, identificar emociones y brindar respuestas proporcionales que fortalecen la convivencia y la legitimidad de nuestra labor