- ¿Cuál de las habilidades comunicativas considera que domina mejor en el contexto policial? ¿Por qué?
Si tuviera que elegir una habilidad que he pulido con los años en la Policía, diría que es la claridad y la contundencia al hablar. En nuestro trabajo, el tiempo es oro y una mala instrucción puede ser la diferencia entre el éxito y un desastre. Por ejemplo, en una situación de riesgo, como un operativo en un barrio complicado, uno no puede andar con rodeos. Hay que dar la orden precisa: 'Asegure la esquina', 'Cubra la entrada', 'Alerta con el techo'. La gente, tanto los compañeros como los ciudadanos, necesita entender de inmediato qué hacer y qué está pasando. Esa capacidad de ser directo, sin confundir a nadie, es vital para mantener el orden y, sobre todo, para cuidar la vida de todos.
- ¿Cuál cree que es la habilidad comunicativa que más necesita mejorar para su labor en la Policía? Explique con un ejemplo.
Una que me ha costado, y que sigo trabajando en ella, es el manejo del lenguaje no verbal. Muchas veces, sin darme cuenta, mi cara o mi postura pueden mostrar lo que siento por dentro: frustración, cansancio o impaciencia. Imagínese que estamos atendiendo una riña familiar un domingo por la tarde, la gente está alterada y uno ya lleva 10 horas de turno. Si mi rostro refleja ese agotamiento o el fastidio, la persona que nos pide ayuda lo va a notar de inmediato. En vez de sentir que le estamos ayudando, va a pensar que no nos importa su problema. Me he dado cuenta de que un gesto mal hecho puede echar a perder toda la confianza que uno trata de construir. Trabajar en eso me ayudaría a conectar mejor con la gente y a que nos vean no solo como autoridad, sino como apoyo.
- ¿Cómo influye la escucha activa en la resolución de conflictos y la atención a la comunidad?