En mi experiencia de servicio he
comprobado que la habilidad que mejor domino es la empatía expresada en mi comunicación
verbal y no verbal. Me esfuerzo por escuchar con atención, mantener contacto
visual y modular el tono de voz para transmitir calma y respeto. Esto abre la
puerta al diálogo, incluso cuando la tensión es alta, y facilita que la gente
coopere porque se siente comprendida.
El área que más necesito fortalecer es la claridad verbal en escenarios
colectivos (asambleas, mediaciones y controles con público), donde los nervios
pueden afectar la estructura del mensaje. Para mejorar, estoy practicando un
esquema sencillo: propósito → pasos → verificación (“¿me puede decir qué
entendió?”).
Sobre la escucha activa, considero que es la base de la resolución pacífica de
conflictos: permite distinguir hechos de emociones, comprender el origen del
disgusto y elegir una respuesta proporcional. Cuando la ciudadanía percibe
escucha real, crece la confianza, disminuye la resistencia y la intervención se
vuelve más segura y efectiva para todos.
Me parece valioso tu punto sobre la empatía como base de la comunicación. Eso de modular la voz y mantener contacto visual realmente marca la diferencia, como dices, para que la gente se abra y coopere. Tu método para mejorar en situaciones colectivas me parece práctico y útil; eso de "propósito → pasos → verificación" es una gran idea para estructurar mejor los mensajes bajo presión. Que buen aporte y comentario, compañero.